Al otro lado

Arrecia la tormenta y esta vez llueve en todo el territorio, unido el mapa en esta deriva cruel que parece haber borrado en unas semanas el recuerdo de esa otra vida que ahora se refleja, extrañada, en una fotografía donde todos nos tocábamos, y reíamos, y el tiempo se nos escurría felizmente entre las manos.

Ahora no hay prisa, tampoco abrazos. Ahora dos metros de distancia, guantes cubriendo las líneas de tu mano. Ahora aire envenenado.

Pareciera que nos hubieran robado la primavera.Y sin embargo sigue ahí, más deslumbrante que nunca, plena de vida. Arranca brotes tiernos en las ramas, inventa cercos de flores, suelta sus pájaros. Brillan los delfines en las aguas de Venecia… Observo todo ese esplendor y comprendo que nada salvo nosotros/as está enfermo.

¿En qué momento perdimos el ciclo? ¿Cuándo fue que dejamos de construir cabañas invisibles en los árboles? ¿Dónde abandonamos lo sencillo?

Algo ha de cambiar después de esta tempestad. Escampará la negrura de estos días y otros vendrán, en los que recobraremos el tacto y las palabras que nombran lo vivo. Volveremos al bosque y quizá la sola visión de un árbol sea suficiente para echarse a llorar.

¿Quién serás al otro lado de la tormenta?

Olvida tu antigua vida, más allá del aguacero habrá que empezar de nuevo y tus viejas ropas serán solo eso, jirones de tiempo, casi nada. Caminaremos despacio, todo será más pequeño, y te acercarás al río como si nunca antes hubieras sentido la frescura del agua cuando corre. Dolerá la pérdida y su herida nos recordará que aquel año la vida nos castigó sin primavera. Como si nunca marzo, como si nunca abril.

Renacer duele pero ya estamos más cerca. Estoy deseando volver a conocerte.